EMERGENCIAS NEUROLÓGICAS





AEROMEDICINA Y CUIDADOS CRÍTICOS





5TA VERSIÒN

TEMA                       : URGENCIAS NEUROLÒGICAS
ALUMNO                     : Dr. Edin Maldonado Cubas
PROFESOR TITULAR             : Jaime Charfen























ICTUS CEREBRAL
INTRODUCCIÓN
Las urgencias neurológicas afectan a gran número de personas en todas partes. Siempre es difícil el diagnostico de las enfermedades neurológicas sobre todo las urgencias, muchos factores influyen en un diagnostico precoz, por lo que  la demora en el reconocimiento y el tratamiento suelen tener resultados desfavorables para el paciente y el equipo tratante, de allí la importancia de la capacitación y/o entrenamiento de a los servidores de atención primaria en salud, así como de los que realizar atención prehospitalaria y médicos no neurólogos y así puedan reconocer rápidamente estas entidades e iniciar el tratamiento a tiempo mientras se aguarda la interconsulta neurológica.


ICTUS. Es la interrupción del flujo sanguíneo en una parte del cerebro de forma brusca



1.    ICTUS ISQUÉMICO AGUDO
Es el bloqueo del flujo sanguíneo en un área del encéfalo por un émbolo, cuyo tratamiento debe ser disolución de este trombo para restablecer la circulación.

Epidemiología.
Es una de las causas más comunes de discapacidad en todo el mundo.
Es la cuarta causa de muerte en los EEUU.

La primera causa de muerte en las mujeres y la tercera en discapacidad en adultos, con una prevalencia de más de 100.000 personas afectadas cada año en España.

Alrededor del 85% de los ACV son isquémicos, debidos a la disminución del riego sanguíneo cerebral.


Síntomas
ü  Parálisis facial,
ü  Debilidad o entumecimiento unilateral.
ü  Afasia.
ü  Desviación de la mirada e inestabilidad de la marcha, etc
El tiempo es esencial, ya que todas las intervenciones son seguras y eficaces solo dentro de un período de ventana definido.




Diagnóstico y evaluación.
En la atención prehospitalaria y en un inicio es basado en la anamnesis que incluya la hora de inicio y un examen neurológico básico.

La escala de ACV del National Institutes of Health (NIH) evalúa objetivamente la gravedad del ACV, así como su evolución y se la debe emplear en todos los pacientes con ACV. (www.ninds.nih.gov/doctors/NIH_Stroke_Scale.pdf).

Basándose en la mnemotecnia OPQRST, nos guía para comprobar la hora de inicio,  de los síntomas dado que es esencial, esto nos orienta sobre quiénes pueden recibir los tratamientos de urgencia específicos.

En el abordaje de los pacientes con alteración neurológicas se debe pensar en la gama de patologías que pueden desencadenar la sintomatología y descartarlos mientras se realiza la evaluación, los análisis deben incluir la glucemia (mediante tira reactiva), estudios de coagulación, hemograma completo y el perfil metabólico básico en el hospital

La tomografía computarizada (TC) de cráneo sin contraste se debe obtener inmediatamente para excluir hemorragia aguda y cualquier otro diagnóstico
La  TAC a menudo no es significativa durante las primeras horas de la lesión. Por lo que el paciente con deficiencias neurológicas focales nuevas y TC craneal normal se debe observar y continuar estudiándolo.

Falsos ACV, se comportan como tal pero no lo son:
ü  Convulsión con parálisis de Todd o sin ella (debilidad focal posconvulsión)
ü  Migraña complicada
ü  Parálisis de Bell.
ü  Hipoglucemia.
ü  Infección sistémica
ü  Sobredosis de medicamentos o drogas

Tratamiento de urgencia del ictus isquémico.
a)      Reconocimiento precoz: Restablecer el flujo sanguíneo cuanto antes para conseguir que la lesión cerebral tenga el mínimo impacto posible y evitar que el paciente vuelva a tener un ictus, con tratamiento preventivo ajustado a la causa del ictus.

b)      Tratamiento revascularizador: Deben utilizar hasta 24 horas después del ictus. Estos tratamientos son:

c)      Trombolisis endovenosa: Consiste en administrar a través de la vena una medicación que disuelve el trombo.

d)       Trombectomía mecánica. Este tratamiento se utiliza cuando un trombo ha obstruido una de las arterias más grandes que lleva el flujo sanguíneo al cerebro. Consiste en introducir catéteres por la arteria femoral para llegar a la arteria cerebral ocluida y destaparla.

En general, para la anticoagulación se puede esperar hasta después de las primeras 72 horas, mientras se efectúan los estudios diagnósticos y se evalúa la gravedad de la lesión, ya que el riesgo de transformación hemorrágica del ACV isquémico está aumentado.












2.    ICTUS HEMORRÁGICO AGUDO:
La hemorragia cerebral es producida generalmente por la hipertensión crónica que causa ruptura de los vasos dañados con extravasación de sangre al parénquima cerebral.


















Epidemiología.
Aproximadamente el 15% de los ACV son causados por hemorragia cerebral, que se puede detectar con TC del cráneo sin contraste con sensibilidad del 98,6% dentro de las 6 horas del inicio de la hemorragia.

Tratamiento del ACV hemorrágico agudo.
a)       Descenso de la presión arterial. El tratamiento intensivo para lograr una presión arterial < 140 mm Hg dentro de la primera hora es seguro y puede lograr mejores resultados funcionales que un objetivo tensional conservador. Con frecuencia se emplean antihipertensivos de inicio rápido y de acción corta por vía intravenosa, como la nicardipina y el labetalol.
b)       El tratamiento de alteración de la coagulación. Se debe efectuar con rapidez en la hemorragia endocraneal. (la warfarina es un factor pronóstico de extensión de la hemorragia endocraneal) por lo que aumenta el riesgo de muerte.
c)       Otros: Fármacos distintos a la vitamina K o el plasma fresco congelado se emplean cada vez más para revertir rápidamente la anticoagulación, entre ellos el concentrado de complejo de protrombina y el factor VIIa recombinante.




ICTUS HEMORRAGICO






Hemorragia subaracnoidea
Hemorragia intracraneal





Parenquimatosa
Ventricular

Lobular
Profunda
Troncoencefalica
Cerebelosa



3.    HEMORRAGIA SUBARACNOIDEA
El inicio repentino de una cefalea “en trueno”(a menudo descrita por los pacientes como el peor dolor de cabeza de su vida) sugiere una hemorragia subaracnoidea.
La sangre se acumula sobre todo en los espacios alrededor del cerebro que contienen líquido cefalorraquídeo (LCR) y generan hidrocefalia debido a la dificultad de drenaje del mismo. La hemorragia subaracnoidea no traumática en general se debe a la ruptura de un aneurisma endocraneal y puede ser devastadora, con tasas de muerte cercanas al 50%.

Diagnóstico
La TC Craneal sin contraste puede demostrar sangre en el espacio subaracnoideo en el 92% de los casos si la tc se efectúa dentro de las primeras 24 horas. A mayor demora la sensibilidad será menor.

Arteriografía por tc

Tratamiento
los aneurismas se tratan con clipage quirúrgico o con espirales endovasculares.


4.         HEMORRGIA INTRACRANEAL:
Al romperse un vaso sanguíneo, se produce acúmulo de sangre en el parénquima encefálico.
ü  Factores de Riesgo:
ü  Hipertensión arterial.
ü  Malformaciones vasculares.
ü  Tratamiento anticoagulante.
ü  Sangrado tumoral.
ü  Angiopatìa.
ü  Diabetes mellitus.
ü  Hipercolesterolemia.
ü  Obesidad.
ü  Vida sedentaria, etc.

Clínica según localización de la hemorragia.

·         Hemorragia putaminal: Hemiparesia, hemihipoestesia, hemianopsia, disfasia y desviación oculocefàlica al lado afecto.
·         Hemorragia Talàmica: Hemiparesia, hemihipoestesia, mirada forzada hacia abajo en convergencia, ptosis palpebral y miosis.
·         Hemorragia del núcleo caudado: Confusión, trastornos de la memoria Hemiparesia y paresia transitoria de la lateralidad de la mirada
·         Hemorragia lobar:
o   Occipital: Dolor ocular ipsilateral y déficit campimètrico.
o   Fontal: Hemiparesia y cefalea frontal.
o   Parietal: Hemihipoestesia y dolor temporal anterior.
·         Hemorragia Pontina: Tetraplejia, coma, pupilas puntiformes, oftalmoplejias internuclear y ataxia.
·         Hemorragia: Cerebelosa: Cefalea occipital, vértigo, disartria, ataxia de tronco y de la marcha, lateropulsiòn ipsilateral, nistagmo, disimetría y defectos campimètrico.


Síntomas iniciales.
Incapacidad para mantenerse despierto a pesar de diversos grados de estímulos molestos. A menudo se observan neuropatías craneales progresivas (suelen comenzar con anomalías pupilares) si bien nos orientan al diagnóstico, mas no así para hacer seguimiento o control.

Evaluación.
ECG.
TAC Craneal.
Punción lumbar.
RX AP Y L. de tórax.
Otros. Gasometría arterial, RMN, angiografía, electroencefalograma, ecocardiograma y ECO-Doppler

Elevar la cabecera de la cama a 30 grados para favorecer el drenaje venoso y disminuir la presión endocraneal.

Tratamiento inicial.
Oxigenoterapia si la sat 02 inferior a 94%
Aspiración de secreciones y colocación de SNG, en caso de posible broncoaspiración.

Vía, venosa (fisiológica) Glucosado 5% favorece el edema cerebral por lo tanto no usar.
Medidas hipotensoras.
Protectores gástricos.
Manejo de la vía aérea: se debe efectuar rápidamente en casos de compromiso de las vías respiratorias y se debe comenzar la hiperventilación para lograr una Paco2 de 30- 35 mm Hg. Esta estrategia de hipocapnia favorece la vasoconstricción cerebral y la disminución transitoria de la presión endocraneal.

Es primordial evitar aquellos factores que la precipitan o agravan.
Cuando se eleva la PIC es vital descartar masas cerebrales que pueden ser evacuadas quirúrgicamente.

Sedación y relajación, soluciones hipertónicas hiperosmolares y el drenaje de líquido cefalorraquídeo. Cuando la hipertensión endocraneana no responde a las medidas habituales la denominamos refractaria y es en estas situaciones donde se consideran otras medidas; el coma barbitúrico, hiperventilación, hipotermia y la craniectomia descompresiva. Los corticoides se usan básicamente en lesiones tumorales.

Tratamiento hiperosmolar  Es el pilar del tratamiento de urgencia de la hipertensión endocraneal.

Manitol.  Promueve la diuresis osmótica y elimina el exceso de agua cerebral.
Inicia con un bolo intravenoso de 1 - 2 g/kg, seguido de un bolo cada 4 a 6 horas.

Se puede producir hipotensión tras la diuresis y se debe controlar estrechamente la función renal, ya que el empleo frecuente de manitol puede favorecer la necrosis tubular aguda.

Contraindicaciones. En los pacientes anúricos no se emplea el manitol.

Solución salina hipertónica (cloruro de sodio al 3%) Alternativa que ayuda al pasaje del líquido intersticial al espacio intravascular, disminuyendo el edema cerebral y manteniendo la estabilidad hemodinámica, se iniciar con bolo o como infusión continua.

Contraindicaciones. Relativas (insuficiencia cardíaca congestiva o la insuficiencia renal que generan edema pulmonar por sobrecarga de volumen) No administrar en los pacientes comatosos con hallazgos radiográficos de hidrocefalia, hematoma epidural o subdural o efecto masa con desplazamiento de la línea media, interconsulta con neurología.


5.    ESTADO DE MAL EPILÉPTICO:
La convulsión que dura más de 5 minutos o la actividad convulsiva recurrente en un paciente que no recupera la conciencia entre las convulsiones se debe tratar como estado de mal epiléptico. Todos los tipos de convulsiones pueden progresar al estado epiléptico y la respuesta al tratamiento se relaciona inversamente con la duración de las convulsiones. Las convulsiones se deben tratar precoz e intensivamente para prevenir la actividad convulsiva resistente al tratamiento, el daño neuronal y la progresión al estado epiléptico.

Una vez estabilizado el paciente (vía aérea, respiración, circulación), se debe iniciar inmediatamente la medicación antiepiléptica con algoritmos establecidos. Durante el curso del tratamiento puede ser necesario el videomonitoreo encefalográfico continuo, a fin de orientar el tratamiento en los pacientes que no se recuperan con rapidez ya que el examen neurológico no es fiable debido a los efectos de los medicamentos o al estado epiléptico continuo.

Una vez resuelto el estado epiléptico, se debe continuar la investigación de la causa subyacente, especialmente en pacientes sin diagnóstico previo de epilepsia. La TC o la resonancia magnética craneal se pueden emplear para buscar anomalías estructurales. Los estudios complementarios básicos, entre ellos la pesquisa toxicológica, pueden identificar un desencadenante como la hipoglucemia o el uso de estimulantes. Se deben investigar la fiebre u otros signos de meningitis mediante el análisis del LCR.

6.    LESIÓN DE LA MÉDULA ESPINAL
Se debe sospechar lesión aguda de la médula espinal en todo paciente con deficiencias motoras focales, deficiencias sensitivas o ambas, sin alteración de los pares craneales ni del estado mental. Las causas pueden ser compresión (traumática o no traumática) y mielopatías inflamatorias y no inflamatorias.

La lesión de la médula anterior afecta las vías descendentes corticomedular y piramidal y produce deficiencias motoras y debilidad.

La lesión de la médula espinal posterior afecta las columnas dorsales y altera la sensación de vibración y la propiocepción.

Las lesiones altas de la médula cervical tienden a causar grados variables de cuadriparesia, pérdida de la sensibilidad y a veces compromiso respiratorio.
Los antecedentes de debilidad bilateral de las extremidades inferiores, un problema sensitivo como una banda alrededor de la parte inferior del tórax o en el abdomen o ambos, sugieren compromiso de la médula torácica.

Los síntomas aislados de una o ambas extremidades inferiores junto con lumbalgia y afectación vesical o intestinal indican lesión de la médula lumbosacra.











Diagnóstico. La resonancia magnética con y sin contraste, La TC no es útil en estos casos

Tratamiento: Descompresión vesical y la protección inicial contra una nueva lesión mediante un cuello ortopédico collar u otra inmovilización.


7.    MIELOPATÍA TRAUMÁTICA.
La lesión traumática de la médula espinal se diagnostica por la anamnesis y se confirma con una TC. Es necesaria la consulta temprana con un neurocirujano para prevenir una lesión medular permanente.




Tratamiento.
Sugieren mantener una media tensional mayor de 85 - 90 mm Hg durante los primeros 7 días, lo que puede ser problemático cuando hay inestabilidad hemodinámica, como sucede con las lesiones a nivel medio del tórax.
Los pacientes con desalineación de los cuerpos vertebrales deben ser colocados en un dispositivo estabilizador adecuado hasta que el especialista lo considere necesario o hasta que se efectúe la estabilización quirúrgica.
El empleo de metilprednisona es discutible y los metanálisis no muestran un claro beneficio de esta intervención.

8.    MIELOPATÍA COMPRESIVA NO TRAUMÁTICA.
Los pacientes tienden a llegar a la consulta con diversos grados de dolor de espalda y empeoramiento de la función sensitivomotora.

El diagnóstico incluye abscesos epidurales, hematoma, neoplasia metastásica y compresión por osteofitos.
El absceso epidural puede tener resultados devastadores si no se lo diagnostica.
Se lo debe sospechar ante signos de alarma como enfermedad reciente, consumo de drogas intravenosas, dolor de espalda focal, fiebre, entumecimiento o debilidad en aumento e incontinencia vesical o intestinal. Es necesaria la resonancia magnética urgente para el diagnóstico.
El tratamiento comprende la administración urgente de antibióticos y la consideración del drenaje quirúrgico.

9.    MIELOPATÍAS NO COMPRESIVAS.
La etiología de lesión no compresiva de la médula espinal  puede ser inflamatoria o no inflamatoria. Para el diagnóstico pueden ser necesarios tanto la resonancia magnética como el análisis del LCR.

10. ENFERMEDAD NEUROMUSCULAR:
Las enfermedades que afectan los componentes motores del sistema nervioso periférico pueden causar insuficiencia respiratoria debida a debilidad del diafragma, los músculos intercostales y los músculos de las vías aéreas superiores. Es necesario que los médicos conozcan este riesgo y consideren esos trastornos como urgencias neurológicas.

Es difícil determinar cuándo estos pacientes necesitan respiración asistida. Las mediciones seriadas de la fuerza inspiratoria máxima y de la capacidad vital son importantes y un terapeuta respiratorio las puede efectuar rápidamente a la cabecera del paciente.

La fuerza inspiratoria máxima menor de –30 cm H2O o la capacidad vital menor de 20 ml/kg, o ambas, son marcadores que indican insuficiencia respiratoria inminente. Los cambios de estos valores, detectados por mediciones seriadas, podrían indicar la necesidad de intubación programada. En todo paciente que consulta con debilidad de los miembros estas mediciones son un paso importante de la evaluación inicial.

11. CRISIS MIASTÉNICAS
La miastenia grave es causada por autoanticuerpos contra los receptores posinápticos de acetilcolina. Los pacientes sufren debilidad muscular, en general con un patrón proximal, con cansancio, disnea, habla nasal, oftalmoparesia y disfagia.

La crisis miasténica , infrecuente, es una emergencia potencialmente mortal caracterizada por insuficiencia bulbar o respiratoria secundaria a la debilidad muscular. Se puede producir en pacientes ya diagnosticados con miastenia gravis o puede ser la manifestación inicial de la enfermedad. Con frecuencia son necesarias la intubación y la respiración asistida.

El diagnóstico de miastenia gravis se puede hacer por las pruebas de autoanticuerpos, la electromiografía y los estudios de conducción nerviosa o la administración de edrofonio en pacientes con ptosis obvia.

El pilar del tratamiento para la crisis miasténica es la inmunoglobulina intravenosa 2 g/kg durante 2 - 5 días o la plasmaféresis (5–7 sesiones durante 7-14 días). Los corticoides no se recomiendan en la crisis miasténica en pacientes no intubados, ya que pueden potenciar el empeoramiento inicial de la crisis. Una vez que el paciente comienza a mejorar se pueden reanudar la piridostigmina y los medicamentos inmunosupresores a dosis baja y ajustada según tolerancia.

12. POLINEUROPATÍA DESMIELINIZANTE INFLAMATORIA AGUDA (SÍNDROME DE GUILLAIN-BARRÉ)
La polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda es una enfermedad autoinmune con anticuerpos contra los axones o la mielina del sistema nervioso periférico.

Se debe sospechar esta enfermedad en el paciente que sufre debilidad muscular creciente (habitualmente con arreflexia) durante días a semanas. Ocasionalmente, se puede identificar una diarrea u otra infección sistémica reciente, inestabilidad de la presión arterial y arritmia cardíaca debido a afectación del sistema nervioso neurovegetativo. Aunque clásicamente se la describe como una “parálisis ascendente,” puede haber otras variantes de la enfermedad, como el síndrome de Miller Fisher (parálisis descendente, ataxia, arreflexia, oftalmoparesia).

El síndrome de Guillain Barré se diagnostica por electromiografía y estudios de conducción nerviosa. En el LCR es típico el aumento de las proteínas y de los leucocitos.

El tratamiento, como en la crisis miasténica, es la inmunoglobulina intravenosa o la plasmaféresis.
















BIBLIOGRAFÍA /LINKOGRAFÌA.


4. https://www.google.com/url?sa=i&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwia9oSD4bPgAhWLGbkGHV8BCG8QjRx6BAgBEAU&url=http%3A%2F%2Fscielo.isciii.es%2Fscielo.php%3Fscript%3Dsci_arttext%26pid%3DS021056912008000900004&psig=AOvVaw1VfaJCbbxhy4ceiDKJtzpu&ust=
7.       American Heart Associatiòn 2018.
8.       Soporte Vital Mèdico Avanzado 2da ediciòn.

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